Ermita de Nuestra señora del Castillo

Sobre el mismo pueblo permanecen los restos del antiguo castillo. Allí, dentro del recinto de la antigua fortaleza, adosada al muro, se levanta la ermita de la Virgen del Castillo, vigía excepcional, que se supone fue la antigua parroquial. Es un modesto edificio de tapial y ladrillo, con torre campanario de dos cuerpos, el primero de mampostería y el superior de ladrillo. La iglesia se compone de una nave sobre planta de cruz, con cabecera plana. Se cubre con bóveda de lunetas, excepción hecha del crucero, que lo hace con cúpula circular sobre pechinas con linterna. La decoración del templo es de orden toscano, y en las pechinas de la cúpula aparecen los evangelistas, en yeso. Los retablos proceden, en su mayoría, de los siglos XVI, XVII y XVI  

 Poco de mudéjar tiene ya esta modestísima torre, en el pueblo que conserva una de las torres más  antiguas  e interesantes. La torre de la ermita de la Virgen del Castillo, en lo alto del pueblo y al lado de los restos de un castillo que bien podría haber sido musulmán, no presenta más tema decorativo que dos hiladas de ladrillos en esquinilla al tresbolillo. Mantiene, como la propia torre de la parroquia, l a mampostería revocada para la parte inferior y ladrillo para la superior. Y sobre las dos ventanas gemelas donde se alojan las campanas, tres ventanas más pequeñas, todas en arco de medio punto

Torre

Sita junto a las ruinas del castillo, se alza, junto al muro norte del crucero, la torre campanario de la ermita de Nuestra Señora del Castillo.
De planta cuadrada y dos cuerpos en altura, de los que el primero se construyó con mampostería revocada, mientras el segundo se levantó en ladrillo, presenta estructura interior de alminar almohade, una torre interior envuelta por la torre exterior y entre ambas alojada la rampa de escaleras.
Es el cuerpo alto el que concentra la sencilla decoración mudéjar. En cada cara de la torre, y sobre dos vanos gemelos en arco de medio punto doblado, se disponen dos bandas de esquinillas a tresbolillo, sobre las que se sitúan tres huecos más pequeños en arco de medio punto.
Resulta interesante la conservación de restos de decoración cerámica.

Por Orden de 4 de julio de 2002, publicada en el BOA número 92 de 5 de agosto de 2002 del Departamento de Cultura y Turismo, se declara Bien Catalogado del Patrimonio Cultural Aragonés.